martes, 16 de enero de 2018

TIENES LO QUE HACES


                                  
                                     TIENES LO QUE HACES

Soen Sa Nim, perteneciente al linaje de Chinul (un maestro de hace ocho siglos), solía decir: «Haces un problema, tienes un problema», lo que significa que, simple y llanamente, los problemas no existen. El concepto “problema” no es más que eso, un concepto, una apariencia, una interpretación de una situación. Y es que es el pensamiento el que convierte las situaciones en problemas.

Los problemas están bien desde el ámbito de las matemáticas o de la física, pero en el caso de la vida realmente no existen, sólo existen situaciones que, en el mejor de los casos, requieren una respuesta adecuada a las circunstancias y a los retos que se nos presentan. Y eso suele implicar algún tipo de valoración exacta y un uso instintivo del cálculo de probabilidades. Las situaciones son circunstancias que nos presentan, en su inmediatez, las cosas tal como son. Con mucha frecuencia, sin embargo, nosotros cambiamos nuestra orientación psicológica y acabamos convirtiendo las situaciones en problemas, lo que estrecha nuestra capacidad de ver en aquellas situaciones en que más abiertos y creativos necesitamos estar y nos quedamos atrapados en un “problema” o, peor todavía, en un “gran problema”, lo que instantáneamente cosifica un “yo” o un “nosotros” que tiene un problema.

El reto, pues, consiste en enfrentarnos a todas y cada una de las situaciones que la vida nos depara de un modo que no nos impida actuar de la forma adecuada. Y ello independientemente de que la situación nos guste, nos desagrade o nos resulte neutra, e independientemente también de la tendencia de la mente pensante a convertir, las situaciones en problemas o melodramas que obligan a entrar en escena al pequeño “yo” y a generar un elaborado melodrama de “yo” y de mi problema.

Podemos resumir la expresión “haces un problema, tienes un problema” en “tienes lo que haces”, lo que incluye cualquier “proyecto de construcción” de la mente, grande o pequeño. Ése era uno de los muchos modos en que Soen Sa Nim nos enseñaba que el pensamiento mismo es una fabricación (un término que se deriva de la expresión latina fabrican, que significa “hacer algo”) que interpone un filtro entre nosotros y la experiencia directa. Así era como Soen Sa Nim nos invitaba a ser conscientes de las cosas en el mismo momento en que se presentan, para no quedarnos inconscientemente atrapados en ellas y perder así el contacto con la percepción y el conocimiento directos. El pensamiento claro puede ser muy poderoso y útil, pero con mucha frecuencia nuestro pensamiento no es así de claro y acaba oscureciendo por completo el dominio de la experiencia directa y otras formas de conocimiento que no se hallan mediadas por el pensamiento.

Libro.- “La práctica de la Atención Plena”

Autor.- Jon Kabat Zinn

lunes, 15 de enero de 2018

LA CULPA Y EL PROCESO DE EVOLUCIÓN ESPIRITUAL


La culpa y el Proceso de Evolución Espiritual

Los aspirantes espirituales a menudo preguntan por dónde empezar el trabajo interior y la forma de proceder. En primer lugar, hay generalmente un período de adquisición de conocimiento espiritual a través del estudio, visitando grupos espirituales, o asistiendo a conferencias, reuniones o retiros. Entonces comienza el enfoque del viaje interior de auto-exploración que, para ser exitoso, deberá tener una dirección general en lugar de proceder a ajustes esporádicos que empiezan demasiado a menudo como resultado del desánimo o el abandono del proyecto en conjunto.

Muy importante, antes de tomar una regla moral interior, es esencial estar bien informado acerca de la propia conciencia y la forma en que opera. Es importante para que se convierta en benigna y ser utilizada constructivamente, porque si no recontextualizado, terminar en la propia culpabilidad o el aumento de la culpa, la vergüenza, o la pérdida de la autoestima. Debe verse claramente que todos los defectos son intrínsecos a la estructura del propio ego, que es ingenuo e incapaz de discernir la apariencia de la esencia. En realidad, no tiene la capacidad de diferenciar la verdad de la falsedad sobre el mundo o el yo personal.

Lo mejor es hablar con la conciencia interior y convertirla en un aliado útil y maestro en lugar de un sádico agresor de sí mismo. Es importante unirse de manera decisiva a su propósito de ser educado. Uno debe tomar una decisión y una conciencia madura es una herramienta útil y una guía útil con la que uno está de acuerdo por la elección de la propia voluntad. Por el ejercicio de la voluntad, la conciencia puede ser prohibida o convertirse en otro yo-indulgente, revolcándose en culpa, paradójicamente perpetrador egoísta.

Libro.- “Trascendiendo los niveles de Conciencia”

Autor.- David R. Hawkins

viernes, 12 de enero de 2018

CONSUMO DEL AZÚCAR


CONSUMO DEL AZUCAR

En primer lugar, el factor número uno que destroza nuestro ecosistema natural intestinal es la ingesta de gran cantidad de azúcar simple. Por azúcar simple me refiero a los que lleva incorporados la bollería industrial, las carnes procesadas con químicos, los refrescos con gas y todos los carbohidratos refinados.

El azúcar refinado es adictivo. Y punto. Asúmelo. Los botes de cacao en polvo azucarados que añades a la leche de tus hijos, las cremas azucaradas que untas en barras de pan es más de lo mismo. Mientras más comas de este azúcar, más vas a desear.

Puede provocar y provoca de hecho, alergias cerebrales. Estas consisten en la búsqueda ansiosa de la sustancia de la que somos presos de su consumo. Es decir, la estabilidad del nivel de azúcar en la sangre es muy importante para estar mentalmente sanos. Tan importante es esto que nuestro cuerpo tiene un sistema para mantener equilibrados estos niveles. El páncreas se encarga de esto.

Cuando consumimos carbohidratos refinados provocamos una radical subida de azúcar. Esto hace que el páncreas intente por todos los medios posibles compensar esta crecida con insulina. Si llevas años comiendo carbohidratos refinados es muy posible que este proceso de desequilibrio/ equilibrio haya roto la armonía de tu organismo.

Esto significa que es muy posible que tengas afectados los neurotransmisores encargados del control del sueño, tus estados de ánimo, tu motivación por las cosas y el aprendizaje.

El azúcar también puede descontrolar la conducta porque provoca inhibición en nuestros mecanismos de neurotransmisión (que se encargan de llevar información de una neurona a otra).

Investigaciones actuales demuestran que el azúcar reduce de manera drástica algunas sustancias con las que el cerebro elabora muchos de sus neurotransmisores. Esto se traduce en conductas desintegradas. Pero no sólo ocurre esto gracias al azúcar.

También dentro del grupo de endulzantes, es importante nombrar la sacarina u otros como el aspartame o el metanol. El problema del aspartame es que estimula el apetito y nos hace comer sin tener hambre y sin que lo necesitemos de verdad.

Todo lo dicho sobre el azúcar es real. Y que tenga todos estos efectos sobre la conducta humana no es casualidad. Estos efectos desastrosos en nuestro cuerpo y nuestra mente se deben principalmente a que nuestro sistema nervioso aprende a utilizar la glucosa del azúcar simple como combustible.

Tenemos unos glucoreceptores en el hipotálamo que vigilan y regulan la cantidad de glucosa en nuestra sangre. Pues bien, si es deficiente esta cantidad, libera azúcar almacenada en el cuerpo y se convierte en glucosa. Pero si es excesiva, se produce insulina, para paliar y metabolizar el exceso de azúcar. Este es un proceso muy importante que no nos conviene sobrecargar.

Debido a que el azúcar en sangre se eleva rápidamente, puede desequilibrar más nuestro sistema nervioso conduciéndonos a cambios de humor e inestabilidad emocional.

Se necesita mucho tiempo para estabilizar el sistema nervioso, endocrino y la conducta ya que el azúcar desordena estos tres de forma crónica.

Libro.- “Alimentos Psicológicos”

Autor.- Rubén González